domingo, 20 de julio de 2014

"Cuiden al santiagueño, para que la crisis institucional encuentre un freno"...habría dicho el Papa Francisco

El papa Francisco sigue atento los vaivenes de la política local y una de las últimas consignas que habría hecho llegar fue la de proteger a Gerardo Zamora, el presidente provisional del Senado, tercero en la línea de sucesión presidencial. No lo hizo por afecto personal al senador, sino porque considera que si a una licencia del vicepresidente Amado Boudou le sigue un paso al costado del presidente provisional, será muy difícil llegar a las elecciones del próximo año en forma ordenada.
A Jorge Bergoglio no le gustó la idea de arrinconar a Zamora y esa fue la línea que bajo Carlos Accaputo, presidente de la Pastoral social porteña y uno de los hombres más cercanos al Papa en el país. La Pastoral que maneja Accaputo es el corazón del poder eclesiástico de Francisco en Argentina. Desde allí interactúan con actores políticos como el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, y los sindicalistas Antonio Caló y Hugo Moyano. No fue casual que Accaputo, Caló y el portuario Omar Suárez integraran el contingente de 13 personas que viajó a la asunción del Papa aquel 18 de marzo de 2013. Desde ese día, cada vez que Bergoglio lo considera necesario, Accaputo baja línea a los políticos que antes frecuentaban al entonces Cardenal. En la lista también están la senadora del PRO Gabriela Michetti y la diputada Elisa Carrió. En el ideario Bergoglista, es preferible que Zamora le ponga el cuerpo a la primera línea de sucesión, para iniciar la campaña en un clima de mayor estabilidad política. La advertencia fue oportuna: el peronismo tradicional al que se dirige el Papa considera a Zamora un extraño que se filtró entre las autoridades del Senado por un capricho de Cristina. De hecho resistieron su llegada pero tuvieron que aceptarla por expreso pedido de la presidenta. Así lo explicó Miguel Pichetto en el recinto en la sesión preparatoria de febrero. La Política On Line publica hoy un jugoso informe a partir de una charla off the record con miembros de dicha pastoral: “La idea es que nadie caiga en la tentación de voltearlo. Y que nadie de adentro o de afuera busque quemar la pradera”, confió a LPO una fuente con llegada a la pastoral porteña, donde Bergoglio nunca se fue y sus órdenes se siguen escuchando.

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