sábado, 4 de abril de 2015

En el Vía Crucis Francisco condenó el "silencio cómplice" ante la "furia yihadista" contra los cristianos

Mientras la horrorosa matanza en una universidad en Kenia desnuda la indiferencia del mundo ante el drama de la persecución religiosa, llega este llamado de auxilio de una iglesia milenaria, hoy al borde de la extinción con mas de 125.000 fieles. Expulsados desde hace tres generaciones, a los cristianos iraquíes les cuesta encontrar su lugar en la tierra de sus ancestros. Corren incluso el riesgo de ser tachados del mapa. Borrados. Daños colaterales de esos violentos conflictos que agitan el Medio Oriente, como el enfrentamiento entre Irán y Arabia Saudita, pero también blancos específicos por su condición de cristianos. El padre Samir, que tuvo que huir de Mosul y hoy recibe en Dohuk a refugiados de todos los credos, decía en Irak: "Me siento solo desde hace nueve meses, prácticamente sólo la AED nos ayuda. Sin la AED, esta gente estaría muerta. Realmente, porque no tenían nada y yo tampoco. Ahora, gracias a vuestra ayuda, podemos continuar ayudando tanto a cristianos como a musulmanes y a yazidas. En nombre de la parroquia, gracias por todos los refugiados". La Aide à l'Eglise en Dètresse (AED), es una fundación pontificia que asiste a los cristianos en dificultades.
Jorge Bergoglio condenó el viernes la "insensata brutalidad" de la matanza de los yihadistas Shebab contra los estudiantes de Garissa, en el este de Kenia, que dejó 148 muertos. "Todos los responsables deben intensificar sus esfuerzos para acabar con semejante violencia" pidió el jefe de los 1.200 millones de católicos.

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